La investigación en innovación se ocupa, por una parte, de preguntarse acerca de qué condiciones determinan y en cuáles procesos socio-económicos tienen lugar las innovaciones, es decir se preocupa de investigar la génesis de las combinaciones de campos de aplicación de la resolución de problemas, como asimismo de la generación y desarrollo un sistema regional o nacional de innovación. Esto puede referirse tanto a una innovación de producto, como a una forma organizacional, una tecnología, un procedimiento o un campo de aplicación. Por otra parte, la investigación en innovación se interesa por el cómo se pueden realizar esas metas; trabaja entonces con los procesos de innovación y, con ello, por la pregunta sobre la transición del sujeto/objeto aludido desde el estado t0 hacia el estado t1. En el centro de la observación del proceso se encuentran las formas procesales, por ejemplo procesos conducidos conscientemente, autoorganizados o informales, en su defecto procesos que transcurren en passant, como asimismo las posibilidades y límites de un diseño dirigido o de la influencia. Según Everett M. Rogers, los siguientes factores desempeñan un papel en la difusión (imposición en el mercado) de las innovaciones:
1. La ventaja subjetiva de una innovación (por ejemplo la ganancia de prestigio, etc.)
2. La compatibilidad con un sistema de valores dado.
3. La complejidad, es decir, la sencillez sentida en en el primer contacto.
4. La posibilidad de ser probado(posibilidad de experimentar con la innovación). 5. La visibilidad de la innovación.
Dentro de los marcos del mercado objetivo se distinguen los siguientes grupos de personas de acuerdo con el grado de satisfacción por la innovación o bien en relación con el proceso de aceptación de la innovación:
• Innovadores - el 5 a 10 % de personas que acepta un producto como primeros.
• Usuarios tempranos - el 10 a 15 % de personas siguientes
• Mayoría temprana - el siguiente 30 % • Mayoría tardía - el siguiente 30 %
• Laggards (rezagados) - el restante 20 %
Últimamente, el interés de la investigación se orienta de manera creciente hacia la dependencia del camino (path dependence», en inglés) de los procesos de innovación y sus resultados. Aquí ocupa un lugar central el supuesto de que el pasado del desarrollo de una organización, de un producto, una tecnología, etc., influencia y limita las posibilidades de desarrollo futuras (history matters). Por eso, si se considera su historia, no cualquier meta de innovación deseada es alcanzable. Si se confirmaran los conocimientos que hasta ahora se tienen, esto tendría consecuencias para la práctica de la innovación en las empresas: si estas quieren innovar, ya no tienen que ir como lemmings detrás las tendencias de moda o las concepciones de corta vida. Más bien se trata de orientar más claramente la mirada hacia los potenciales propios y su formación histórica para más fuertemente, para elaborar las ventajas comparativas en la competencia finalmente sobre la base de sus auténticas características propias. Es así como se distingue también innovación de producto, procedimiento, modelo de negocio, de la administración (o gerencia) de la innovación, donde este último concepto aparece como el más promisorio, dado que los administradores (gerentes) son la última instancia de decisión y determinan la forma de distribución de los recursos. Las innovaciones de producto y de procedimiento son en este sentido resultados de las innovaciones de administración. Por el otro lado están los hallazgos de la investigación de innovación, según los cuales la innovación surge sobre todo en los deslindes entre sistemas y culturas, o bien en el diálogo entre actores diferentes (innovación abierta, innovación de contactos). El «Indicador de Innovación de Alemania», compuesto por 150 indicadores individuales, aunque se aplica más ampliamente en Alemania, también es citado en otras publicaciones internacionales para la medición y comparación de la capacidad de innovación de los países industriales. Lo establece anualmente el Institut der deutschen Wirtschaft (Instituto de Economía Alemana), bajo el auspicio de la Fundación de la Deutsche Telekom y de la Confederación de la Industria alemana –Bundesverband der Deutschen Industrie (BDI)–. La medida entera se compone de varios subindicadores específicos (por ejemplo “educación” o “participación femenina”) los que a su vez han sido agregados button up a partir de los indicadores individuales. Los subindicadores confluyen ponderadamente en el valor del «indicador general innovación».
El «Indicador de Innovación de Alemania de 2005» (con datos de 2004) , utilizó una escala de 1 a 7 para comparar a 13 países industriales entre sí. Allí el 1º lugar lo ocupó EE. UU. (valor 7,0), el 2º Finlandia (valor 6,1) y 3º Suecia (valor 5,83), Alemania se ubicó en la 6º posición (4,66) y España ocupó el 12º lugar con (1,21).[13] En el año 2011 (con datos de 2010), con similar metodología de estudio, el indicador de innovación compara ahora 26 países, utilizando una escala de 0 a 100 para la puntuación. El primer lugar lo ocupa ahora Suiza con 76 puntos, inmediatamente seguido por Singapur, con 63 puntos, manteniéndose Suecia en la tercera posición, con 61 puntos. EE. UU. muestra una de las mayores bajas, ubicándose ahora en el 9° lugar, con 53 puntos. Alemania asciende al 4° puesto, con 57 puntos y España se ubica el 20° con 24 puntos, aunque con bastante distancia en los valores absolutos, se ubica en la tabla inmediatamente después de Japón (39 puntos) y superando a China, Italia, India y Rusia[14] Según el Índice Mundial de Innovación que elabora la Cornell University, el INSEAD y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual para 2013, hay una relación directa entre innovación digital y crecimiento económico.[15] Estados Unidos debe a la innovación creada por las nuevas tecnologías más del 50 % del crecimiento de sus empresas antes de la crisis iniciada en 2007, y la Unión Europea consiguió gracias a éstas un crecimiento del 25 % de sus PIB y un incremento de la productividad del 55,6 % entre 1995 y el inicio de la crisis. Según la clasificación de 2013 el país que lidera la innovación digital a nivel mundial es Suiza. Los Estados Unidos se encuentran en la quinta posición, aún siendo el líder económico global, seguidos de Hong Kong o Singapur que han apostado fuertemente por la innovación. Tanto Francia como España, en los puestos 5 y 13 de desarrollo económico, según el FMI, se encuentran en una posición mucho más alejada, en los puestos 20 y 26 de la innovación, muy por detrás del lugar al que deberían aspirar. En América Latina, el liderazgo en cuanto a innovación digital lo lleva Costa Rica. Según el FMI, en el último año ha pasado del puesto 79 al 39 de la economía mundial, gracias a los cambios y políticas de apoyo a la innovación digital de su gobierno. Le sigue en cuanto a decisión innovadora, Chile, que ocupa el puesto 46 de la economía mundial.[16]